martes, 1 de junio de 2010


EXPERIENCIA PERSONAL CON UN GRUPO MUJERES DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE MUJERES DE GUADALAJARA

En primer lugar, dar las gracias a la Federación de Asociaciones de Mujeres de Guadalajara, por haberme concedido el placer de trabajar con este grupo que hoy tengo a mi lado, y que son miembros todas ellas, de diferentes asociaciones:

Pilar Menéndez, Inma Moreno, Josefina Moreno, Adoración Del Saz, Angelines Aparicio, Marina Fernández, Pepi Gómez, todas ellas pertenecientes a la asociación “Atenea”. Teresa Oliva y Sara Callén de “Barbacana” y Mª del Pilar Gregorio de “Arriácenses”.

Me van a permitir que, brevemente, les cuente mi experiencia con estas valientes, que hoy, se van a atrever nada más y nada menos que a recitar poemas de Miguel Hernández.

Recuerdo el primer día cuando llegaron y les pregunté que por qué habían decidido participar en un recital cara al público. Algunas me dijeron que porque les encantaba la poesía, otras sencillamente, que por curiosidad. En ese momento, tengo que confesarles, que me temblaron las piernas porque pensé: Aquí se quedan, como mucho, tres mujeres, ni una más.

Pero ocurrió, que a medida que les iba hablando del proyecto y les decía que recitar un poema no era tan difícil, -aunque por supuesto llevara su tiempo-, y les hacía ver lo importante que era poner una gran carga emotiva ante aquello que hacemos, con el fin de poder gozar o llorar para así trasmitirlo a los demás, la expresión de sus rostros iba cambiando, no quise preguntarme, en aquel momento, si aquel cambio era positivo o negativo, no me atreví y seguí adelante en mis argumentaciones.

Pensé en un principio, que sería más asequible para ellas leer los poemas conjuntamente, para no ponerlas en la tesitura de enfrentarse a un texto demasiado largo. Así que decidí que sería mejor que leyeran los poemas por estrofas.

Les hablé de que no hay sentimientos más profundos que los que se expresan en un poema, porque al igual que en la prosa es fácil camuflar o desfigurar las emociones, en poesía es muy difícil, ya que la pretensión del poeta es adentrarse en los sentimientos y activar de alguna forma, todo aquello que el ser humano lleva dentro de sí.

Es verdad que en poesía hay autores que prefieren la estética como base y fondo de su poesía. Pero este no es el caso de Miguel Hernández.

Y como las pasiones que nos mueven son universales para todos los seres humanos, es fácil que de una forma u otra, acabemos identificándonos con lo que el poeta nos quiso decir.

Y así nos despedimos ese primer día.

En la segunda reunión que tuvimos, me encuentro con una de las sorpresas más gratas que he recibido nunca hablando de poesía. Algunas de estas mujeres que hoy están junto a mí y que anteriormente les he presentado, me dijeron que querían leer poemas individualmente. Se pueden figurar que en ese momento me dejaron de temblar las piernas y me dije: ya se les ha metido el gusanillo de la poesía en el cuerpo, y me sentí, créanme, con más ilusión que un niño con zapatos nuevos, ya que uno de los cometidos de mi vida es tratar de llevar la poesía al mayor número posible de personas, y que de una forma u otra, conecten con las imágenes y con el contenido de un poema ya que esa es la forma de conseguir que en algún momento nos estremezcamos, ya sea al escuchar, o bien a la hora de leer un texto poético.

Creo que pocas veces me he sentido tan orgullosa de realizar un trabajo como el que he hecho con estas mujeres. He podido comprobar con gran satisfacción como, poco a poco, han ido dando vida a esos poemas que tenían entre sus manos en el poco espacio de tiempo que hemos tenido para ensayar.

Ahora me doy cuenta de que entendieron a la perfección, cuando les dije por primera vez que allí no habían ido solamente a dar una cierta entonación a una serie de poemas, que estábamos allí para aprender a sentir los poemas, -en este caso, los de Miguel Hernández-.

Hay autores que dicen que el poema no tiene por qué transmitir emociones ya que es pura forma y lenguaje, yo siento diferir de dicha apreciación y no estar de acuerdo, aunque por supuesto respeto la libertad de cada autor respecto la forma en la que elige expresarse.

Y ya para terminar les diré que la última sorpresa me la dio Angelines Aparicio cuando en la penúltima reunión, se me acerca, y con voz firme y llena de convicción dice: -¿sabes que te digo Amelia?, que lo voy a hacer estupendamente, y ya está-.

Qué más puedo decirles de lo satisfecha que me siento de todas ellas, cuando están aquí dispuestas a recitar a uno de los mejores poetas que han dado las letras en España.

Esto es, a grandes rasgos, la experiencia que he vivido con este grupo de mujeres. Espero que esto sea el comienzo de una andadura en el conocimiento de la poesía, que es como decir en el conocimiento de nosotros mismos, ya que un poema nos brinda la capacidad de meternos en los sentimientos de otros seres humanos y, descubrir así dentro de nosotros emociones que creíamos no tener.

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