“Termina 2010 y llega el momento de dar las gracias”
“Con mi mayor agradecimiento”
La vida es esa cosa extraña y maravillosa que te sorprende a cada instante.
Raquel, la mujer de mi hijo David, me dijo el pasado año, que el 2010, sería el año de Canto a Lilith, y no se equivocó, ya que en abril presentaba en Guadalajara este libro en el que había estado trabajando durante cuatro años.
En mayo comenzaría mi ciclo de conferencias: por un lado Luis Chamizo, por otro y como no podía ser menos Miguel Hernández, ya que se había declarado año Hernandiano.
Curiosamente yo me inicio en la poesía con estos dos poetas, -mi satisfacción no podía ser más grande-, y como buena hormiguita trabajadora, me había puesto manos a la obra en el tema de las conferencias desde el año anterior.
La primera conferencia sobre Chamizo la doy en el Centro Árabe Sirio de Madrid el día 28 de marzo. La acogida por parte de mis amigos árabes no pudo ser mayor. En abril, presento en Guadalajara Canto a Lilith, presentación que hizo posible Marisol Ruano, ya que fue ella quien organizó el evento en la Sala Tragaluz del Teatro Buero Vallejo, e invitó a la concejala de cultura Doña Isabel Nogueroles para que me presentara. Y como esto es un acto de agradecimiento, no puedo olvidar a José Callejas que presentó el libro y a Paulino Aparicio que leyó junto a mí en la voz de Adán.
Vinieron dos conferencias más sobre Chamizo, una en la Biblioteca Pública y la otra en la Casa de Extremadura, y una presentación de Canto a Lilith en el Bar Primavera, Verano… todos estos actos en Guadalajara, tengo que decir que en todos estos lugares me abrieron las puertas, y me ofrecieron dichos espacios a todo tipo de proyectos que fueran viniendo en el futuro.
En junio, se vuelve a hacer otra presentación del libro en Madrid, en la cual me presentó Doña Madalena Valerio, Delegada de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha en Guadalajara, la presentación del libro en esta ocasión correría a cargo de Alejandro Torres, poeta y amigo del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Con la llegada del verano llegan más presentaciones y conferencias, Madrigalejo, Don Benito, Madrigal de la Vera, Coronada, Campanario, sería en este último pueblo donde mi querido amigo Diego Fernández acudió con su mujer y otros miembros del club de lectura que tienen formado en Campanario. Venían con la intención de llevarse unos libros con la idea de analizarlo para cuando hicieran el encuentro con el autor, que sería para octubre. Les aseguro que pocas veces he sentido una satisfacción tan grande, -hablando de literatura-, como la que sentí en esos momentos. Mi libro llevado a debate.
Legó octubre, y por lo tanto el encuentro en Campanario. Primero tuvimos el encuentro con el club de lectura, donde, con el libro ya leído y releído se entró en un debate sobre el arte de la creación, y la imagen poética entre otros temas que fueron surgiendo a medida que íbamos profundizando en el libro. Terminada la tertulia, vino la presentación formal del libro que corrió a cargo de doña Victorina Cruces concejala de cultura del ayuntamiento de Campanario, y de una persona muy especial para mí: Dionisio Martín Nieto. Diego Fernández leería conmigo en la voz de Adán. Mi agradecimiento más sincero por el acogimiento que me ofrecieron tanto a mi persona como a mi libro, a Piedra Escrita, alcaldesa de Campanario y cada uno de los miembros del club de lectura y particularmente a Diego y su mujer.
Al Hogar extremeño en Madrid, en el cual Pepe Iglesias hizo un análisis exhaustivo sobre Canto a Lilith verdaderamente magistral, y a Antonia agradecerle las palabras tan entrañables que tuvo hacia mi persona.
También tengo que agradecer a todos los que participaron en el recital que acompañó la conferencia sobre Miguel Hernández en Pioz y a su concejal Vladi, por el interés en cuanto a la cultura, ya que tengo que decir que este pequeño pueblo organiza desde hace ya tres años un Festival de Teatro Aficionado muy interesante. Al pueblo de Castuera por ofrecerme un espacio en la Biblioteca. A Antonia Cerrato por abrirme las puertas del Café Victoria de Badajoz. Al Ateneo de Cáceres por posibilitarme su sede para la conferencia de Chamizo.
Por último, dar las gracias al pueblo de Guareña por su acogida y por ese despliegue de personas que ha habido en la preparación de la conferencia que hemos ofrecido a Miguel Hernández, muy especialmente a Pedro Fernández, presidente de la Asociación Luis Chamizo por el entusiasmo que puso desde el principio en este proyecto, dado que era una conferencia con una puesta en escena donde se requería la colaboración de muchas personas para hacerla posible.
Personas y pueblos como estos nos engranden y nos hermanan, no sólo en la cultura.
Ha sido un año de mucho trabajo por mi parte y por parte de aquellas personas que han secundado mis proyectos, y tengo que decir en honor a la verdad, que sin la ayuda inestimable de Marisol Ruano, Alfredo Vicente, Nacho Hidalgo, de mi marido: Ricardo Vicente, por tantas y tantas horas de dedicación, a Dionisio Martín Nieto, Agustina Roncero, Visi Berrocal, Rubén García, Pepe Iglesias, Maruja Sánchez, Antonia Cerrato, Eva Romero, Diego y Pedro Fernández, los cuales no solo me han abierto el camino para contactar con otras personas, sino que han participado de lleno en mis proyectos.
Estoy segura de que todo este trabajo que he ido realizado en el 2010, no hubiera sido posible sin el apoyo y la dedicación que me han brindado todos y cada uno de ellos.
Gracias a Ramón Rocha Monroy, escritor boliviano, por el prólogo de Canto a Liilth, a Juan Cano Ballesta por el estudio que hizo de mi libro, a José Manuel García. Y a Germán Sánchez Espeso, “porque supo me enseñarme, con mano de hierro, el difícil arte de la corrección”.
Está claro que los seres humanos no somos individuos aislados, sino que formamos un tejido inmenso; la magia radica en ser capaces de formar buenos equipos en los que seamos capaces de trabajar en armonía, mediante la cultura, ya que esta tiene el poder de ofrecernos el conocimiento de los demás y de nosotros mismos y que, conjuntamente con el amor, nos va convirtiendo no solo en personas más sabias, sino que tiene el poder de hacernos una miaja más humanos, siempre y cuando, por supuesto, estemos dispuestos a aprender y a agradecer.
Sin olvidar, de ninguna manera, a todos mis compañeros y amigos de tertulias literarias, poéticas, y de meditación. Y a mis hijos David, Raquel, Juan Pablo y Luis Miguel.
Amelia Peco
domingo, 2 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario